Otro caso de peste bubónica en Estados Unidos
Una adolescente de 16 años fue diagnosticada con la peste bubónica en el estado de Oregón (Estados Unidos).
La joven permanece hospitalizada en una unidad de cuidados intensivos.
Las autoridades creen que puede haberse contagiado al ser picada por una pulga durante un viaje de cacería en el condado de Morrow.
El viaje se inició el 16 de octubre y la joven cayó enferma cinco días después, siendo hospitalizada tres días más tarde.
Expertos en epidemiología tanto del estado como federales investigan junto a funcionarios de salud locales sobre el caso. Se cree que no hay más contagios.
El pasado 22 de junio, en el estado de Colorado, un adolescente murió por esta enfermedad, aunque los síntomas iniciales (mareo, fiebre...) hicieron pensar que tenía una gripe.
Se cree que el joven también se contagió por la picadura de una pulga.
Una enfermedad medieval
La peste bubónica era una enfermedad común en la Edad Media, pero es una verdadera rareza en la actualidad.
En las últimas décadas se han reportado unos siete casos anuales en todo Estados Unidos, de acuerdo con cifras del Centro para Control y Prevención de Enfermedades de ese país.
En Oregón, se han registrado ocho casos desde 1995. Hasta ahora, ninguno con desenlace fatal.
En el siglo XVII, la peste negra acabó con más de una quinta parte de la población de Londres.
En el año 2012, un hombre perdió varios dedos por causa de la enfermedad que contrajo al intentar sacar un ratón de la garganta de su gato.
Esta enfermedad se transmite a través de las ardillas, otros roedores salvajes y sus pulgas.
Cuando un roedor infectado enferma y muere, sus pulgas se mudan a otro animal o infectan a los humanos con sus picadas.
La enfermedad puede ser tratada con antibióticos si se diagnostica a tiempo, pero puede ser mortal si no se trata.
Los síntomas de la peste bubónica son fiebre alta, letargo e inflamación de los ganglios linfáticos.
Hasta los momentos no existe una vacuna para esta enfermedad, por lo que las autoridades sanitarias recomiendan evitar cualquier contacto con roedores salvajes, especialmente si están enfermos o muertos.