Lo recuerda "puentedemando.com" de Juan Carlos Díaz Lorenzo, pero no da ninguna información del motivo de su incendio y naufragio, es extraño, un barco con gas inerte, creo recordar que se decía que si una escala estibada en cubierta se soltó y produjo chispas.......
Si alguien tiene el resultado de la investigación (si se realizó) agradezco lo cuelgue aquí.
Castillo de Bellver 40 años de su naufragio
Moderador: Mariano García
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- Capitan
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- Registrado: Lun 13 Oct 2008 22:35
Castillo de Bellver 40 años de su naufragio
Los países pobres presumen de mujeres guapas y soldados valientes.
Las mujeres con pasado son las más interesantes lo mismo que los hombres con futuro.
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Re: Castillo de Bellver 40 años de su naufragio
En "puentedemado.com" vuelvo a encontrar información del barco que podría haber sido causante de desastre, además con pérdida de vidas humanas.
La reciente lectura en puentedemando.com sobre la efeméride del 40º aniversario del trágico suceso del petrolero “Castillo de Bellver”, me trae a la memoria algunos hechos que siempre me crearon dudas sobre las causas que motivaron aquella catástrofe, que aparte de causar unos considerables daños contra el medio ambiente e importantísimas pérdidas económicas de pocos precedentes, produjo tres irreparables pérdidas humanas.
La tripulación del buque, bajo la tutela de un capitán sobrado de experiencia, como solía ser habitual en la Empresa Nacional Elcano, donde las responsabilidades de los puestos de confianza se adquirían por experiencia y prestigio, fueron víctimas de una serie de circunstancias desencadenantes de las gravísimas consecuencias conocidas.
La enorme cantidad de intereses económicos que suelen derivarse de un gravísimo accidente como aquél, hacen del derecho marítimo algo muy complejo que a veces suele fomentar el oscurantismo para que las responsabilidades se pierdan o amolden lo mejor posible a los diferentes intereses en juego entre las partes implicadas; hay que decir que el armador normalmente es el que menos pierde, o incluso puede llegar a resultar favorecido en ocasiones al tener el buque asegurado por encima de su valor real.
Como se sabe, las consecuencias originadas por un accidente marítimo, como contaminaciones, daños a terceros, muertes y repatriaciones, entre otras, son cubiertas por el P&I; los daños al buque los cubre el Seguro de Casco y Máquina y el seguro de la carga se encarga de cubrir los daños o pérdidas que ésta pueda sufrir. La lucha de intereses entre estos tres gremios del seguro y los del armador, hacen que en muchas ocasiones algunos pleitos se hagan interminables.
Pero volviendo al asunto del petrolero “Castillo de Bellver”. Me encontraba un día en mi despacho de la Inspección Técnica en la Delegación de Compañía Trasatlántica, cuando recibo la visita de uno de los responsables de un prestigioso y reconocido taller de acero situado en la bahía de Cádiz al objeto de hacerme una consulta, quien tras extender un plano sobre la mesa, me muestra las indicaciones y detalles de un trabajo que acababan de encomendarles como reparación y que se suponía provisional, con intención de que aguantara hasta la próxima entrada reglamentaria del buque en dique, donde se tenía previsto acomete una reparación definitiva de la zona afectada.
Cuando vi los detalles de reparación que se proponía, no pude evitar dar mi opinión en contra, ya que al tratarse de un mamparo estructural que sufría considerables pérdidas de espesor como consecuencia de fuertes corrosiones en diversas partes de su superficie. Aquella solución me parecía un arriesgado despropósito. La respuesta de mi interlocutor, que entendía que mi opinión era correcta fue ”Juan, entiendo perfectamente tu apreciación y pienso que tienes razón y así se lo he hecho saber yo también a quien hace la propuesta, pero Trasatlántica y Elcano son de los mejores clientes que tenemos…”.
–He dado mi opinión como me lo pides; el resto es cometido vuestro… fue mi respuesta.
Pasó no mucho tiempo de aquella breve entrevista cuando una mañana, mientras me encontraba caminando por el paseo marítimo de Cádiz, me encuentro con un viejo amigo capitán de dique de Astilleros de Cádiz quién me comunica que hacía unas horas el petrolero “Castillo de Bellver” había sufrido un grave accidente en Sudáfrica; se daba la circunstancia de que uno de los desaparecidos era vecino suyo y tenía su domicilio a pocos metros de donde nos encontrábamos en aquél momento.
El conocimiento de tan lamentable noticia me envolvió en una grave incertidumbre al mismo tiempo me hizo sentir testigo mudo de lo que en estas fechas se conmemora; sintiendo una mezcla de pudor y especie de complicidad, nunca pregunté al taller si al final habían llevado a cabo aquella propuesta de “reparación provisional”. Igual ocurrió con ellos, nunca me sacaron la conversación sobre el tema ni me ofrecieron ningún tipo de explicación al respecto. Quizás algún superviviente del buque sepa o recuerde sobre el asunto y me despeje la duda que desde entonces padezco.
Con mi recuerdo a los tres tripulantes que perdieron la vida, entre los que se encontraba el jefe de máquinas.
La reciente lectura en puentedemando.com sobre la efeméride del 40º aniversario del trágico suceso del petrolero “Castillo de Bellver”, me trae a la memoria algunos hechos que siempre me crearon dudas sobre las causas que motivaron aquella catástrofe, que aparte de causar unos considerables daños contra el medio ambiente e importantísimas pérdidas económicas de pocos precedentes, produjo tres irreparables pérdidas humanas.
La tripulación del buque, bajo la tutela de un capitán sobrado de experiencia, como solía ser habitual en la Empresa Nacional Elcano, donde las responsabilidades de los puestos de confianza se adquirían por experiencia y prestigio, fueron víctimas de una serie de circunstancias desencadenantes de las gravísimas consecuencias conocidas.
La enorme cantidad de intereses económicos que suelen derivarse de un gravísimo accidente como aquél, hacen del derecho marítimo algo muy complejo que a veces suele fomentar el oscurantismo para que las responsabilidades se pierdan o amolden lo mejor posible a los diferentes intereses en juego entre las partes implicadas; hay que decir que el armador normalmente es el que menos pierde, o incluso puede llegar a resultar favorecido en ocasiones al tener el buque asegurado por encima de su valor real.
Como se sabe, las consecuencias originadas por un accidente marítimo, como contaminaciones, daños a terceros, muertes y repatriaciones, entre otras, son cubiertas por el P&I; los daños al buque los cubre el Seguro de Casco y Máquina y el seguro de la carga se encarga de cubrir los daños o pérdidas que ésta pueda sufrir. La lucha de intereses entre estos tres gremios del seguro y los del armador, hacen que en muchas ocasiones algunos pleitos se hagan interminables.
Pero volviendo al asunto del petrolero “Castillo de Bellver”. Me encontraba un día en mi despacho de la Inspección Técnica en la Delegación de Compañía Trasatlántica, cuando recibo la visita de uno de los responsables de un prestigioso y reconocido taller de acero situado en la bahía de Cádiz al objeto de hacerme una consulta, quien tras extender un plano sobre la mesa, me muestra las indicaciones y detalles de un trabajo que acababan de encomendarles como reparación y que se suponía provisional, con intención de que aguantara hasta la próxima entrada reglamentaria del buque en dique, donde se tenía previsto acomete una reparación definitiva de la zona afectada.
Cuando vi los detalles de reparación que se proponía, no pude evitar dar mi opinión en contra, ya que al tratarse de un mamparo estructural que sufría considerables pérdidas de espesor como consecuencia de fuertes corrosiones en diversas partes de su superficie. Aquella solución me parecía un arriesgado despropósito. La respuesta de mi interlocutor, que entendía que mi opinión era correcta fue ”Juan, entiendo perfectamente tu apreciación y pienso que tienes razón y así se lo he hecho saber yo también a quien hace la propuesta, pero Trasatlántica y Elcano son de los mejores clientes que tenemos…”.
–He dado mi opinión como me lo pides; el resto es cometido vuestro… fue mi respuesta.
Pasó no mucho tiempo de aquella breve entrevista cuando una mañana, mientras me encontraba caminando por el paseo marítimo de Cádiz, me encuentro con un viejo amigo capitán de dique de Astilleros de Cádiz quién me comunica que hacía unas horas el petrolero “Castillo de Bellver” había sufrido un grave accidente en Sudáfrica; se daba la circunstancia de que uno de los desaparecidos era vecino suyo y tenía su domicilio a pocos metros de donde nos encontrábamos en aquél momento.
El conocimiento de tan lamentable noticia me envolvió en una grave incertidumbre al mismo tiempo me hizo sentir testigo mudo de lo que en estas fechas se conmemora; sintiendo una mezcla de pudor y especie de complicidad, nunca pregunté al taller si al final habían llevado a cabo aquella propuesta de “reparación provisional”. Igual ocurrió con ellos, nunca me sacaron la conversación sobre el tema ni me ofrecieron ningún tipo de explicación al respecto. Quizás algún superviviente del buque sepa o recuerde sobre el asunto y me despeje la duda que desde entonces padezco.
Con mi recuerdo a los tres tripulantes que perdieron la vida, entre los que se encontraba el jefe de máquinas.
Los países pobres presumen de mujeres guapas y soldados valientes.
Las mujeres con pasado son las más interesantes lo mismo que los hombres con futuro.
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