Velocidad 18 nudos Málaga 27 octubre 2021
Esta es la Náutica que me tocó vivir… Parte (XVIII)
M/n “Hispania” from Beirut (Líbano) to Kiel (Alemania)
[2ª Parte y última del Hispania]
Nos habíamos quedado en la salida de un coche militar, con el al Capitán en dirección a una comisaría o algo parecido; la descargar había empezado con palets con cajas de herramientas y piezas de la marca Mercedes-Benz de camiones y coches, se veía también ruedas y llantas metálicas de distintas medidas, tapadas con una red que las hacia visible, todos sus coloridos metálicos. Me dirigí hacia salida del puerto para buscar una parada de taxis o alguno que pasase delante del puerto, al parecer cuando uno es extranjero en un país árabe del norte de África, los taxistas te avisan si vas a algún sitio de la ciudad y que él, te lleva más barato que otros. Y eso fue lo que ocurrió, entré en el taxi que había parado a mi lado y le enseñé la tarjeta que me había dado Jaime con la dirección del consignatario.
No estaba muy lejos la Consignataria, a diez minutos del puerto, el taxista no quería cobrar en su moneda la libra libanesa, le tuve que dar dos dólares, por lo visto su moneda tenía escaso valor, solo aceptaban a los turistas, dólares, marcos o libras inglesas esa era la forma de atracarte, de ahí que no cambiamos nada a libra libanesa, a bordo llevábamos dinero alemán, inglés y americano para pagar gastos del barco.
Entré en el edificio, en un pasillo que había en la planta baja, se veían escaparates en varios idiomas, los trabajos que realizaba para los buques, sacaban billetes de avión, alquilaban coches, tenían las ventanas de las oficinas con propagandas y con su precio en las tres monedas famosas. Al verme el consignatario en la puerta, me preguntó por la visita, le fui comentando muy despacio en ingles lo que había pasado con el Capitán.
Salimos en una moto que tenía aparcada delante del edificio hacia la comisaria, iba como loco muy rápido ,el tráfico era horrible, las normas eran invisibles para todos, cada uno interpretaba su conducta para hacer su albedrio, es decir libertad individual para todos, y con la moto ,lo mismo íbamos por la carretera que por un trozo de acera, para adelantar a los que estaban delante, me rio al contar esto, pero es la pura verdad y el que haya visitado estos países árabes del norte de África sabrá ,que la realidad supera mi relato.
En la parte de atrás de la moto, me agarraba al consignatario para no caerme en las curvas, tendría unos cuarenta años, pero su vitalidad se veía que era de gimnasio. En la comisaria preguntó por el capitán del Hispania, le estuvieron comentando en un tono alto todo lo ocurrido con la famosa lata de galletas, por un jefe de policía que era el que había subido a bordo (al parecer era jefe de aduana y policía militar). Nos llevó hacia un pequeño calabozo que tenían en un sótano, y allí estaba Jaime sentado en un camastro.
El capitán se puso de pie y se alegró al verme con el consignatario, los dos árabes hablaban muy deprisa y en voz alta, abroncándose uno a otro, Jaime me comento que al entrar en el calabozo le habían dado dos golpes con una vara de bambú en la espalda, me enseñó el gran moratón que tenía. Por lo visto el policía había perdido un hijo de veinte años en un altercado con los hebreos hacía unos meses, el hijo era de la OLP (Organización para la liberación de Palestina), sabemos que más tarde en el año 1982 Israel atacó y derrotó al ejército libanes. Había y se sigue hoy día con ese odio entre los países árabes e Israel.
https://www.youtube.com/watch?v=D-p-wnDGkZ4 [Video sobre la explosión del 2020 en Beirut]
Se pagó la multa de dos mil quinientos dólares por mostrar y tener una bandera israelita en tierras libanesas, esa fue la traducción del árabe que nos dieron en un papel y una copia de un recibo de haber pagado la multa. Al final subieron quinientos dólares más de lo que se nos dijo abordo. Nos fuimos en taxi para el puerto, casi anocheciendo. El contramaestre estaba preocupado sin tener noticias durante tantas horas, escuchaba al capitán de todo lo sucedido, nos comentó que la descarga había terminado sin problemas, la carga de los cítricos empezaría a las ocho de la mañana.
Teníamos previsto cargar 1500 tons de cítricos (naranjas y limones), 400 de tomates y 250 de pepinos, que harían un total aproximado de unas 2200 toneladas, al final meteríamos 200 metros cúbicos de agua potable, ya se notaba los calores del mes de mayo y el gasto de las duchas estaban aumentando por la tripulación.
Sobre las ocho de la mañana cuando los estibadores ya comenzaban a ocupar sus puestos en las dos bodegas, se notaba un poco el fresco mañanero, se olía a café y a té de algunos trabajadores con sus termos abiertos y bebiendo de ellos. Vimos como aparecía la moto del consignatario llegando a la pasarela del barco y con cara de preocupación por la noticia que nos traía. Preguntó por el Capitán y entramos ambos al comedor, Jaime estaba sentado desayunando, se levantó para saludarlo, en ese momento hubo como un silencio que duro como medio minuto, y nos dijo: Ha muerto el jefe de maquinas en el hospital esta madrugada, al parecer tenía un cáncer de garganta, desde hacía tiempo según comentó el médico. No podíamos dar veracidad a la noticia recibida en un inglés muy lentamente hablado, Jaime se fue al hospital con el consignatario para arreglar el traslado del cadáver a Gibraltar que era su residencia. Fueron horas para recordar y difíciles de olvidar.
Jaime dio la noticia a los armadores y fletadores para que enviaran un maquinista para poder seguir con el flete y salir de Beirut, en dos días enviarían a un jefe de máquinas para su relevo, en el mismo tiempo saldría el cadáver desde este aeropuerto para Gibraltar, teníamos previsto que mañana acabaría la carga ,los horarios cambiaron , ya hasta el día 24 de mayo no podríamos partir, esperaríamos al nuevo jefe, que ocuparía un sitio que sería difícil de rellenar, el Capitán tenía amistad de años navegando con él, yo me sentí muy acompañado en las salidas por los distintos puertos que habíamos caminado juntos .
El viaje a Kiel pesaba como si estuviésemos empujando al barco para llegar lo antes posible al puerto de arribada, parecía que el tiempo se veía y se sentía como si viviésemos a cámara lenta, se le recordaba y al final no comprendes el milagro de la muerte. El cinco de junio atracamos en el puerto de Kiel.
Los viajes del Hispania aún no habían terminado, pero si han terminado (juego de palabras), quiero hacer un pequeño recordatorio a modo de backup. Después vino el viaje del Pireo a Copenhague y el último en este barco desde Itea (Grecia) a Séte (Francia) que fue donde desembarqué el 29 de agosto del 1973, después de siete meses desde que embarqué en Barna a finales de enero.
¡¡Que he contado!! Si, he contado unos 210 días en este pequeño y antiguo buque, que su capitán hizo de un marinero a un marino que aprendió muchísimo de sus enseñanzas, que me sirvieron en futuros embarques…
Hago un pequeño spoiler de lo que viene:
Embarco el 29 de setiembre en la M/n “Glaciar Negro “