LA CUBERTADA

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Emilio Fernandez
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LA CUBERTADA

Mensaje por Emilio Fernandez »

LA CUBERTADA

Esta historia que voy ahora a contar tuvo lugar durante los meses de septiembre y octubre de 1972. Me ha costado mucho trabajo escribirla, pero los protagonistas principales, aparte de mí, ya hace bastantes años que nos dejaron. Si sirve para evitar que a alguno traten de engañarle como lo intentaron conmigo la doy por bien escrita.

Yo estaba destinado en el Servicio de Transportes, como responsable de fletamentos y transportes de importación, de la principal empresa constructora de España. Mi jefe, una persona que sabía mucho de transporte terrestre pero muy poco del marítimo, había nominado como agente transitario para todas las operaciones de transporte en E.E.U.U. y Europa a un conocido transitario alemán. Éste hacía bien su trabajo, pero practicaba el “arte” del sobreflete. Este arte consistía en pagar en origen a la naviera el flete de la mercancía, enviar los conocimientos de embarque con la estampilla “flete pagado en origen”, pero sin consignar su importe, y luego incluir el importe del flete en la factura de sus servicios. El arte era que, si el flete pagado a la naviera eran 1.000 dólares, facturaba 1.200. Esta diferencia se repartía entre el transitario, su agente en Madrid y mi jefe. Acabé con esta anomalía cuando la descubrí, cerrando los fletes en Madrid con las distintas navieras e informando al transitario que el flete sería pagadero en destino. Como es lógico mi actuación frustró comisiones a mi jefe, que no le sentaron nada bien, pero que no podía impedir ya que mi conducta era la lógica.

Y ahora vamos a septiembre de 1972. Mi empresa ganó el concurso para construir una presa en Tenerife y llevar el agua potable a la capital. La conducción se hacía a través de una tubería de hierro dulce revestida interiormente de cemento que se fabricaba en una factoría en Nancy (Francia).
Eran unas 3.000 toneladas de tubos, la mayor parte de 6 metros de longitud y 64 cm. de diámetro exterior. Había una pequeña partida de tubos de menor diámetro, y cajas con accesorios. El fabricante los entregaba F.O.B. Rotterdam y mi jefe encargó a nuestro transitario que fletase un buque para llevarlos a Santa Cruz de Tenerife. Una mañana cuando el buque estaba cargando en Rotterdam recibimos una llamada del agente del transitario en Madrid, diciéndonos que había ocurrido un desastre y que los gastos se habían disparado. Su argumento era que nosotros les habíamos dicho que los tubos eran lisos y en base a ese dato habían calculado el volumen de la bodega del barco que habían fletado, para que todos los tubos viajasen en bodega. Pero los tubos en un extremo se ensanchaban y tenían una campana con una longitud de unos 20 cm. y un diámetro que pasaba de 64 cm. a 74 cm. Esta campana era necesaria para ensamblar un tubo con el siguiente. Y eso era verdad, lo cierto es que tampoco el fabricante nos había avisado de ese detalle. Pero el argumento del transitario era que el volumen total se había incrementado casi un 20%, y que ese porcentaje de tubos había que llevarlos como cubertada, originando unos gastos extra de madera de estiba y material de trincaje que valoraban en unos 45.000 marcos alemanes (entonces 1 marco = 75 pesetas) de los que nos hacían responsables. Volé a Rotterdam aquella tarde, saqué fotos de los tubos y de la estiba y ya me di cuenta de que algo no encajaba. Volví a Madrid e hice mis cálculos de la perdida de estiba que suponía la campana de los tubos y llegué a la conclusión de que, aunque los tubos hubiesen sido lisos, dadas las dimensiones de la bodega del barco, que también tomé, siempre se habrían tenido que llevar tubos en cubertada, por lo que se podía aceptar una reclamación parcial de los gastos de la cubertada pero no su totalidad. El transitario pensó que nuestro error le abría la llave a una facturación extra de la cual alguno se iba a beneficiar.

El siguiente paso es ya en octubre cuando el barco llegó a Santa Cruz de Tenerife. Yo había llegado un día antes y me fui a ver al Comisario de Averías del Comisariado Español Marítimo de ese puerto y le expliqué la situación para que emitiese un informe. El transitario nos reclamaba el 100 % de los gastos de la cubertada y según mis cálculos, que le enseñé, además de las fotos de cómo se habían estibado los tubos, que luego pudo él comprobar personalmente, nosotros seríamos responsables de un 20% de esos gastos, por no haber dado las dimensiones exactas de los tubos. El Comisario de Averías me dio la razón y con ese informe rechazamos la factura extra del transitario. Ahorré a mi empresa el 80% de 45.000 marcos alemanes, frustré el negocio de algunos, entre ellos mi jefe y lo pagué en mis propias carnes pues ese año el informe de mi jefe sobre mi trabajo no fue favorable y mi subida salarial de fin de año fue inferior a la habitual. En esos años, donde no había Sindicatos, tratar de denunciar a mi jefe ante sus superiores era misión prácticamente imposible. Pero mi conciencia me impidió hacer la vista gorda. Dos años después cambie de jefe para mejor.

Emilio Fernández
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Re: LA CUBERTADA

Mensaje por ground swell »

En ese mundo de fletamento había mucho monkey-business, comisiones ilegales, socios de empresas navieras que se engañaban entre ellos, cobro del flete o parte en el extranjero dejando el dinero allí......La historia aparte de la SGB está por escribir.
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Emilio Fernandez
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Re: LA CUBERTADA

Mensaje por Emilio Fernandez »

Una de las formas por las que yo podía detectar cual era el flete realmente abonado a las navieras y no el facturado por el transitario era el I.T.E. (Impuesto sobre Tráfico de Empresas) que era el 2% y que gravaba los bienes y servicios de las transacciones comerciales, estando el flete sujeto a este impuesto.
Cuando recibíamos una mercancía el consignatario de la carga nos facturaba sus servicios e incluía el ITE sobre el flete. Sabiendo que era el 2%, era fácil saber el importe real del mismo.

Emilio Fernández
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