El piloto suelta por fin las maletas y arrastra a su mujer hasta la cama. Allí le echa 6 polvazos seguidos y con tantas ganas, que con el meneo el cabezal de la cama comienza a golpear la pared del dormitorio. Al oir el escándalo, el vecino de al lado les grita: "Ya está bien joder, que llevo seis meses sin que me dejeis dormir la siesta.