La aparente neutralidad de España en la II G.M. (1y2)

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Cosaco67
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La aparente neutralidad de España en la II G.M. (1y2)

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Durante la Segunda Guerra Mundial, España se mantuvo neutral, pero entre otras zonas, en el Estrecho de Gibraltar se registraron varios incidentes, curiosos de leer, entre ellos descatan varios que pasaremos a relatar a continuación.

De sobra es conocida la reunión de Franco y Hitler en Hendaya. Más aún lo es el envío de tropas voluntarias españolas para luchar contra los soviéticos, la llamada División Azul…. Sin embargo, es poco conocido el papel jugado por las tropas españolas en Tánger, su única intervención durante este conflicto bajo bandera española, el momento justo en el que España estuvo más cerca de entrar en la II Guerra Mundial como aliado de Alemania.

Antes del comienzo de la guerra, el estatuto de Tánger no estaba muy bien definido: Tánger, en el lado oeste de Gibraltar, era un puerto estratégico para el dominio del Estrecho. Los tratados suscritos por Francia, España e Inglaterra en 1912 y 1923 la habían considerado un punto neutral. La ciudad estaba desmilitarizada y los servicios administrativos y de orden público se repartían entre Francia, España, Inglaterra e Italia (pero con claro dominio francés). En 1935 se firma un nuevo acuerdo junto con Italia, en el que es ahora España la potencia encargada de la administración del protectorado.

La guerra vuelve obsoleto el tratado. Francia propone volver a la fórmula de 1923, con preponderancia francesa. Es en este momento, cuando se produce la invasión española: El 14 de Junio de 1940, el mismo día que París caía ante la Wehrmacht, Tánger es ocupado por fuerzas españolas. Es cierto que la entrada de Italia en el conflicto convertía a la no beligerante España en la única potencia que, según el estatuto internacional de la ciudad, podía controlarla. “Mantener la neutralidad” fue la excusa para la invasión española. Ésta, llevada a cabo por 4.000 efectivos pertenecientes a la Mehal-la Jalifiana (“Ejército del Jalifa”) Nº 1 de Tetuán (al mando del general Germán Yuste), se realizó “con carácter provisional”… Mientras esto ocurría en el norte de África, en Madrid una gran manifestación falangista reivindicaba un Gibraltar español.

El comunicado oficial fue escueto pero evidente: "Con objeto de garantizar la neutralidad de la zona y ciudad de Tánger, el Gobierno español ha resuelto encargarse provisionalmente del servicio de vigilancia, policía y seguridad de la zona internacional, para lo cual han penetrado esta mañana fuerzas de la Mehal-la Jalifiana con dicho objeto. Quedan garantizados todos los servicios existentes.”

Las autoridades francesas son informadas de que la ocupación es temporal “y en nombre del Sultán” y que su objetivo es el apoyo al orden y la neutralidad de Tánger. En ese momento Inglaterra y Francia estaban demasiado ocupados perdiendo batallas como para reaccionar (no obstante, Franco se apresuró a asegurar a Gran Bretaña que ésta conservaría sus derechos, comprometiéndose España a desmilitarizar la zona).

La invasión estaba planeada con antelación y avanza con rapidez. En la noche del 17 al 18 de Junio, las tropas ocupan la fortaleza (en dos horas ocupaban los puntos vitales de la ciudad a la par que una columna de desembarco a bordo de un minador se hacía con el control del puerto).
La ocupación de la ciudad era también el paso previo para un proyecto más grande: La formación de un imperio colonial a costa de Francia. El Ministro de Asuntos Exteriores, Juan Luis Beigbéder, llegó incluso a proponer a Franco la ocupación de las cabilas fronterizas con el protectorado francés reclamadas por desde antaño por España. El 19 de Junio, Franco envía al Führer sus pretensiones: Reclamaba soberanía plena para Gibraltar, el occidente de Argelia, un pasillo en torno a Marruecos, todo el Imperio marroquí (incluyendo Cherifiano y el Protectorado Francés), el Golfo de Guinea y la Indochina francesa como prerrequisito antes de entrar en la guerra. Hitler no puede aceptarlo: La cesión de dicho territorio puede desencadenar malestar en la ahora neutral Francia de Vichy. No estaba clara tampoco la ventaja que acarrearía a Alemania la entrada en la contienda de España, destrozada económicamente tras 3 años de guerra civil. La entrada de España en la guerra –con sus “dos millones de guerreros dispuestos a enfrentarse en defensa de sus derechos”, tal y como aseguró Franco a Hitler- se fue retrasando, y finalmente nunca ocurrió. Hitler consideraba que España era un lastre más que una ventaja para los intereses del Eje, y prefería no desairar ni a Italia (el choque de intereses entre Mussolini y Franco era obvio) ni a la Francia de Vichy.

Inmediatamente tras la ocupación se ponía en funcionamiento una campaña para justificar la acción a la par que España pasaba de una situación de neutralidad, a la de "no beligerancia". Beigbéder, el general Ponte -jefe militar de las tropas de Marruecos- y Asensio, Alto Comisario de la Zona de Protectorado. Entre los motivos que adujeron las autoridades franquistas estaban, por una parte, el mantenimiento del orden en la ciudad y asegurar su neutralidad. Por otra estaba la necesidad de gobernar una ciudad cuyos representantes en el gobierno estaban enfrentados en la guerra y sólo dos países no habían entrado en ella, Portugal y sobre todo España, y ésta tenía la responsabilidad de velar por la observancia de los tratados, e incluso evitar la invasión de algún otro país contendiente, por ejemplo Italia. Por ello España ejercía un gran servicio. En otro sentido, se aludió a la necesidad de actuar en contra de las actividades de elementos rojos y pro-republicanos. Por ello las autoridades y ciudadanos británicos fueron cuidados y atendidos al efecto. Y Gran Bretaña, junto con Francia, a pesar de la división, desarrollaron una política de inactividad, incluso de apaciguamiento y entendimiento con las autoridades franquistas.

Desde principios del mes de Noviembre de 1940, se desarrolló un proceso de españolización, desde las instituciones, despidiendo a los funcionarios extranjeros y nombrando al general Yuste gobernador de la ciudad (obligando al jalifa a deponer al Mendub, expulsándolo del territorio); hasta la vida diaria, dictándose normas de tráfico idénticas a las españolas, obligando al uso del español en los comercios en anuncios y letreros y se renovó la circulación de la peseta. Incluso se desarrolló un intenso proceso de censura de prensa y otro de propaganda germano-italiana, que llegó incluso a afectar a los líderes nacionalistas, que fueron pagados con importantes sumas de dinero de Alemania. Incluso se llegó a temer un proceso de represión semejante al que se había desarrollo en la península con la contienda que había finalizado en 1939. Tal fue el proceso de españolización que la ciudad retrocedió desde el punto de vista cultural e incluso económico, que degeneró en un problema crónico de inseguridad. Por un bando del Jefe de la Columna Española de Ocupación se establecía que “en consecuencia, se hace cargo de la zona de Tánger, en concepto de gobernador, como delegado de la Alta Comisaría de España en Marruecos”. El general Yuste disolvió el Comité de Control, la Asamblea legislativa y la Agencia Mixta de Inteligencia, en primer lugar. El 9 de Noviembre se suprimió la Gendarmería y se hicieron los preparativos para ocupar la zona francesa marroquí. Igualmente, se nombraba a Sidi Larbi Tensamani, pacha del Jalifa en Tánger (nombrado por presión de las autoridades españolas). La ocupación quedó tan sumamente “legitimada” que incluso la heredera al trono de Francia, la duquesa de Guisa, visitó Tánger durante la ocupación vestida con la camisa de Falange, en la que le fue impuesta una condecoración.

En el mismo instante de la anexión al Protectorado (13 de Noviembre de 1940) se desarrolló una intensa campaña germanófila, coordinada por el Alto Comisario del momento, el general Asensio y el secretario de la Alta Comisaría, Tomás García Figueras. Se devolvió el edificio del consulado alemán perdido en los acuerdos de Versalles, que se convirtió en el principal centro de espionaje y propaganda nazi hasta Mayo de 1944, y se creó un consulado japonés, ambos elementos contravenían el acuerdo de 1923. Las autoridades franquistas dieron todas las facilidades a los alemanes para el uso de las instalaciones del territorio o la actividad de sus agentes y espías; y se aprovecharon de las ayudas de los británicos, que finalmente apostaron por mantener unido el imperio colonial francés. Incluso en el mismo momento de la anexión de la ciudad, el 3 de Noviembre de 1940, un incidente entre un submarino italiano y un torpedero británico, se saldó con la ayuda al primero, para ser reparado, a pesar de la neutralidad de la ciudad.

Finalmente, por la Ley de 23 de Noviembre, se hacía extensiva a la zona de Tánger –por su propio interés y beneficio- la acción protectora ejercida por España en su zona marroquí, quedando así integrada en el Protectorado Español de Marruecos.
El 31 de Diciembre España garantiza oficialmente los intereses británicos: Gran Bretaña, en el contexto de su política de apaciguamiento, también decidió colaborar en el sostenimiento económico, a pesar de algún intento de sabotaje, las restricciones de prensa y de movimientos a sus súbditos, lo que no evitó que asistieran sus representantes a las ceremonias oficiales. Esta política era una manera de que España no entrase en guerra, a cambio de una previsible ayuda económica nazi. Gran Bretaña hizo todo lo posible por garantizar el abastecimiento de la ciudad, incluso negociando con sus aliados o Portugal. Flexibilizó el tráfico comercial y envió un buque mensual con productos textiles, jabón, te y azúcar. Llegó a abastecer de petróleo a la España franquista con el temor de que lo pudieran ceder a los nazis. Pero el desabastecimiento fue la norma general ya que los productos eran revendidos fuera de la ciudad, por ser más lucrativo.

No obstante, se temía (incluso España temía) el inminente peligro de acciones bélicas por parte del Eje contra Tánger: El Embajador británico en España por aquella época -Sir Samuel Hoare- en su libro “Embajador en Misión Especial” afirma que había razón para pensar que Mussolini podía intentar la ocupación de la Zona tanto más cuanto en ella había establecidos varios millares de súbditos italianos en su mayoría fascistas... Ese peligro lo confirmó Roosevelt el 8 de Noviembre del 42 en carta dirigida a Franco.

El desarrollo de la Operación “Torch” (8 de Noviembre de 1942), es decir, el desembarco aliado en el norte de África trajo diversas consecuencias: el aumento de la influencia alemana sobre las autoridades españolas y la llegada de un mayor número de efectivos para la defensa de la ciudad: Se elevaron a siete el número de divisiones, se unieron dos regimientos de artillería y un regimiento de 58 carros de combate, además de varios Batallones de Trabajadores Penados. Pero produjo el fortalecimiento entre los lazos de los líderes nacionalistas y la creación de un discurso pan-marroquí.

La derrota del Eje motivó el desarrollo de negociaciones para el establecimiento de un nuevo Estatuto en Tánger. En Agosto de 1945 tuvo lugar una conferencia en París con la presencia de representantes estadounidenses, británicos, franceses y rusos. En dicha conferencia intentó estar el ministro de Exteriores de la República en el Exilio, Fernando de los Ríos, sin lograrlo, al igual que las autoridades franquistas. Se restableció el Estatuto de 1923 con algunas modificaciones, por ejemplo la reducción de la influencia de Francia y sobre todo España (que perdió el mando de la Gendarmería). En Octubre de 1945 las tropas jalifianas abandonaron la ciudad, y fueron sustituidos por gumiers franco-marroquíes. Las potencias aliadas decidieron mantener la Zona de Protectorado español, sobre todo para evitar cambios en la política española, tal y como había ocurrido en el debate sobre el lugar del desembarco. Se quería evitar el paso de tropas alemanas por suelo español. Sin embargo, se permitió el regreso de opositores, o se readmitieron antiguos funcionarios depurados, y se cerraron órganos de prensa franquistas…

Otro caso sería la entrada del submarino italiano "Capellini" en el puerto de Ceuta. los italianos frecuentaron mucho el Estrecho de Gibraltar durante la guerra, era y es un punto estrátegico primordial.

En la tarde del 3 de noviembre de 1940 la gente que paseaba por los muelles de Tanger fueron sorprendidos por una serie de explosiones que provenían del mar. A pocas millas el destructor británico Greyhound, en servicio de vigiliancia en el estrecho de Gibraltar, arrojaba cargas de profundidad y disparaba con sus cañones de 120mm. Durante unos minutos, el destructor continuó haciendo zigzag y lanzando cargas contra el invisible enemigo. Luego la torreta de un submarino aparecio entre las aguas a dos kilómetros dentro de las aguas jurisdiccionales. El buque británico, aún sin hacer uso de las armas para no violar las leyes internacionales no se dio por vencido e intentó lanzarse de proa contre el submarino ya en superficie. La colisión parecía inminente pero el sumergible logro virar a tiempo y se dirigió al puerto izando la bandera italiana. El Greyhound desistió de la caza y las dos unidades se cruzaron a poca distancia. En la torreta del submarino estaba el comandante italiano que se quitó la gorra y la agitó en saludo al comandante ingés visible en el puente. Este respondió alzando las manos sobre la cabeza y estrechándolas vigorosoamente.
El submarino entrado en el puerto neutral de Tanger era el Michele Bianchi, mandado por el capitán de corbeta Adalberto Giovannini.

El Bianchi había salido de La Spezia el 27 de octubre y tenía como destino Burdeos pasando el estrecho de Gibraltar en inmersión. Los primeros días de navegación se desarrollaron normalmente. De noche se navegaba en superficie y de día en inmersión o parada al fondo. A la 1:05 del 3 de noviembre se avistó el peñón de Gibraltar. Se ordena inmersión y si todo hubiera ido bien hacia las 19:00h habría emergido en el Atlántico.
A las pocas millas del lugar de inmersión empezó el "baile". Los ecogoniómetros registraron el rápido disminuir de la profundidad, señal que estaban cerca de la costa africana. Los saltos arriba y abajo eran continuos. A las 08:20h el Bianchi se hundió en uno de los "vacíos de agua" que producen las corrientes del estrecho. El submarino cayo de proa hasta los 120 metros de profundidad, límite de la resistencia en pruebas del casco.. Para frenar la caída se soltó lastre y el submarino pegó un salto hacia arriba. La subida era vertiginosa y el submarino paro a 50 metros de la superficie para caer en un nuevo remolino y hundirse otra vez hasta los 142 metros. Después nueva subida vertiginosa que llega a pocos metros de la superficie y nueva caída esta vez hasta los 154 metros. El submarino resiste y vuelve a subir sólo que esta vez no para y emerge a las 15:50 h. El comandante abre la escotilla y corre a la torreta observando como en Gibraltar reina la mas completa calma. Durante casi una hora el submarino sigue en superficie hasta que se detectan algunos destructores enemigos. El más próximo el Greyhound se acerca. El comandadnte itlaiano no tiene elección se sumerge y se dirige a Tanger.

Cuando el submarino entra en el puerto los miembros de la colonia italiana suben a bordo e invitan a la tripulación a cenar. Pocas horas después, otro submarino italiano, el Brin, mandado por el capitán de corbeta Longanesi llega a Tanger huyendo del Greyhound.
La llegada de los submarinos italianos a un puerto neutral tiene ya un precedente en esta guerra, la del acorazado del bolsillo Admiral Graf Spee cuando llego a Montevideo. ¿Les pasaría lo mismo que al acorazado alemán y sólo se les daría setenta y dos horas para salir? En un principo esto es lo que tenía que haber pasado, sólo que al día siguiente, el 4 de noviembre de 1940, las tropas españolas ocuparon Tanger por la fuerza. La ciudad mantuvo la neutralidad pero la junta administrativa que la gobernaba fue sustituida por un general español.
El gobernador concedió sesenta días para reparar los daños de los submarinos. Para los italianos fueron como unas vacaciones inesperadas. Como ejemplo ocurría que a veces se cruzaban con soldados ingleses que venían a Tanger de fin de semana y se cambiaban frases bromistas o se invitaban reciprocamente de beber. El mismo comandante italiano Giovannini fue presentado al almirante de la reserva británcia John Gaunt que vivía en Tanger y se decía que era el jefe del Intelligence Service.

A pesar de todos estos gestos regía una ferrea disciplina. Como los medios financieros a bordo eran escasso pronto se vaciaron las cajas. Cuando no se pudo pagar a los hombres, un panadero italiano residente en Tanger les entrego 20.000 francos. Otras 60.000 liras fueron ofrecidas por el Consulado Italiano. Los marineros quisieron celebrar la fista de Santa Bárbara y fueron distribuidas varias condecoraciones y como faltaban las medallas se suplieron con cintas tejidas por las mujeres italianas de Tanger.

Mientras en Roma Mussolini era informado diariamente de la situación y en Londres Churchill tenía que responder a una interpelación por no haber podido lograr el secuestro de los submarinos. En Madrid se desmentía que el incidente fuera provocado para arrastar a España a la guerra.
A principos de diciembre los submarinos estan dispuestos para zarpar pero los comandantes hacían lo posible para demostrar que les faltan muchas reparaciones. Hubiera basta una simple llamada a Gibraltar para comunicar la partida. Para convencer a los agentes enemigos se acudió a varias estratagemas y los ingleses se dejaron engañar dejando en la bocana del puerto, sólo al destructor Agate.

La noche que se decidió forzar el bloqueo el mar estaba en calma iluminado por la luna llena. Durante el día los marineros habían colgado la colada en cubierta y enviado a limpiar a Tanger sus mejores prendas. Por la tarde los hombres recibieron permiso para bajar a tierra pero con la orden de estar antes de la 1:00 h a bordo. Los dos comandantes tmabién bajaron a tierra y estuvieron en un cóctel y luego se fueron al cine sentandose cerca de unos oficiales británicos. Después se dirigieron al puerto caminando lentamente. Una vez a bordo su actitud cambió de golpe. Las ordenes pasaron de boca en boca susurradas. Dos buceadores descendieron y cortaron la línea telefónica que unía Tanger y Gibraltar. Cuando volvieron empezó la operación de partida.

La noche era clarísima y se distinguía la costa española al otro lado del estrecho. Tanger se veía como a plena luz del día. El Agate daba vueltas delante del puerto.

El comandante Giovannini esperó a que el destructor, que había sido apodado "el mulo", se alejase lo mas posible y largo amarras. Los dos submarinos con la colada en cubierta se hicieron a la mar. A bordo todos callaban esperando ser descubiertos de un momento a otro. El Agate lanzó señales luminosa y poco después a las 2:44 los dos submarinos doblaban la punta del muelle con los motores al máximo. Los británicos llegaron ante Tanger cuando era muy tarde. Sembraron de cargas de profundidad un radio de varias millas per fue inútil, el bloqueo había sido forzado.
Durante la navegación hasta Burdeos el Bianchi no tuvo incidente pero el Brin sostuvo un duelo artillero con un submarino ingles que abandonó el combate. Ambos llegaron a Burdeos y ese mismo día radio Londres anunciaba inexplicablemente su captura.

La fecha en que se forzó el bloque era 13 de diciembre de 1940, un año después exactamente de la voladura del Graf Spee.
Cosaco67
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La aparente neutralidad de España en la II G.M. (2ª parte)

Mensaje por Cosaco67 »

Anteriormente hicimos mención del caso del submarino italiano "Cappellini" en el puerto de Ceuta, pues bien, este episodio vivido en Ceuta, plaza que revestía especial importancia por encontrarse cerca de Tánger, ciudad internacional ocupada por los españoles en 1940, y sobre todo del Peñón de Gibraltar, colonia británica que resguardaba el paso de los buques aliados al Mediterráneo y era por tanto muy codiciada por los alemanes (y, cómo no, por los españoles).

En la madrugada del 15 de junio de 1940 el submarino italiano ‘Cappellini’ atracó en el puerto ceutí, con el permiso de las autoridades españolas, para ser reparado de los daños que había sufrido tras un ataque con cargas de profundidad por los buques de la Armada inglesa en la zona de Punta Almina, momento que inicia un interesante episodio de la guerra que salió del olvido gracias a un trabajo de investigación realizado por Emilio Umbría Cruz y Verónica Rivera Reyes, editado por el Instituto de Estudios Ceutíes en el marco de las ‘VII Jornadas de Historia de Ceuta’ y que está a disposición de quienes deseen leerlo en la página especializada U-historia.com.
El estudio aporta una carta informativa fechada el 15 de junio de 1940 y redactada por el ingeniero naval Serafín Pérez en la que informa a Francisco Jiménez, por entonces jefe de las Fuerzas Navales españolas del Norte de África y el Estrecho de Gibraltar. En dicha misiva el ingeniero indica que, cumpliendo lo ordenado, se había inspeccionado en el Puerto de Ceuta el estado del submarino italiano ‘Cappellini’ y se da cuenta de que estaría reparado en unos quince días.

Dos días después, el ministro español de Asuntos Exteriores, Juan Beigbeder y Atienza, recibe una carta del embajador británico en la que le informaba de que un submarino italiano había atacado a un destructor bajo pabellón de la ‘Unión Jack’ desde aguas jurisdiccionales, en clara violación de las leyes internacionales. Además, el representante de Londres exigía a la diplomacia española que aclarase cuánto tiempo estría dispuesto a permitir el Gobierno español que permaneciese el submarino italiano en sus aguas jurisdiccionales.
Esta carga provoca que Francisco Jiménez redacte un informe para Madrid con el estado de la cuestión. En el documento, el jefe de las Fuerzas Navales en la zona comunica al Gobierno español que “el 14 de junio de 1940 a las 2:00 horas entró en el puerto navegando en superficie y con sus luces de navegación encendidas el submarino ‘Cappellini’” Según la versión ofrecida por el capitán de corbeta italiano Cristiano Masi el submarino había sufrido una avería después de sufrir un ataque con cargas de profundidad por parte de buques británicos cerca de la ciudad de Ceuta. Pérez también daba plazos para la reparación del submarino.

La Embajada británica siguió presionando hasta que el 23 de junio el ‘Cappellini’ abandona el puerto ceutí sin que ningún patrullero británico lograra avistarlo. Londres remitió una dura misiva en la que acusaba a España de desinformación y malas actuaciones para encubrir la huida de los italianos y Madrid se defendió arguyendo varias disposiciones de Derecho Internacional. Se a como fuere el ‘Cappellini’ se salvó.
El ‘Cappellini’ sirvió bajo los tres pabellones del Eje Roma-Berlín-Tokio
Tras el episodio en Ceuta el sumergible italiano ‘Cappellini’ vivió una azarosa trayectoria bélica. En principio, regresó a Italia de donde regresó al Estrecho de Gibraltar, en cuyas aguas hundió el 15 de octubre de 1940 al carguero belga ‘Kabalo’, de 5.186 toneladas. Los italianos recogieron a 16 náufragos del barco enemigo que fueron desembarcados en las Islas Azores. Después regresó al puerto de Burdeos el 5 de noviembre.
A finales de 1940 partió hacia el Atlántico y hundió en un gran duelo al vapor británico armado ‘Shakespeare’, de 5.029 toneladas, cerca de las costas canarias. Continuó patrullando las costas de Sierra Leona donde derribó al vapor británico de transporte de tropas ‘Eumaneus’, de 7.472 toneladas. 23 súbditos de la Gran Bretaña fallecieron.

Finalizado el combate, y mientras acudía a las señales de auxilio británicas, fue alcanzado por dos bombas lanzadas desde un avión. Sufrió severos daños y buscó refugio en el puerto español de La Luz (Gran Canaria) con la autorización de las autoridades, repitiéndose el amparo que había recibido en Ceuta.

Tras una temporada en su base de Burdeos, el submarino zarpó el 17 de noviembre de 1941 hacia las Islas Azores en compañía del submarino ‘Da Vinci’. Después de interceptar al buque británico ‘Miguel de Larringa’, de 5.320 toneladas, regresó en mal estado a Burdeos el 29 de diciembre.
En 1942 volvió al Atlántico donde atacó a un carguero sueco el 19 de mayo y hundió a un petrolero inglés el 31 de mayo. Volvió a Francia.
En septiembre acudió a una misión humanitaria en Sierra Leona y regresó nuevamente a las costas galas de donde partió a Brasil.
En 1943 se convirtió en un submarino de carga. Le aconteció el armisticio italiano en Singapur y pasó a la Armada alemana. Tras la derrota teutona fue utilizado por los japoneses, hasta su rendición. Estado Unidos hundió el submarino en agosto de 1945.

Un apasionado de la historia submarina en el África española Emilio Umbría Cruz, profesor de Educación Física en el IES Almira, es un apasionado del mundo marino, pero muy especialmente de la historia bélica submarina en torno a las plazas españolas del Norte de África.

Además de ‘La presencia del submarino ‘Cappellini’ en el puerto de Ceuta: La supuesta neutralidad de España en la II Guerra Mundial’, elaborado junto a Verónica Rivera Reyes y editado por el Instituto de Estudios Ceutíes, el profesor Umbría ha estudiado otros aspectos históricos relacionados con el litoral español.

Así, los visitantes de la página especializada U-historia.com encontrarán la investigación ‘Submarinos franceses en el puerto de Ceuta, que analiza la visita que realizaron a la ciudad española una escuadra de buques de guerra galos el 20 de mayo de 1933 que incluía varios sumergibles.
El mismo portal histórico aloja otro trabajo de Umbría titulado ‘Sumergibles Italianos en la Guerra Civil Española y luego en la Segunda Guerra Mundial’, en el que se da a conocer una pequeña síntesis histórica de los sumergibles italianos que combatieron a favor del Ejército franquista desde noviembre de 1936 a febrero de 1939 y su posterior intervención en la II contienda mundial.

Según el caudal de información recopilado por Umbría, un total de 194 buques de la Armada italiana participaron en la Guerra Civil española. 58 de ellos eran sumergibles que realizaron misiones en aguas jurisdiccionales españolas e italianas, algunas exitosas y otras no tanto, y el resto 136 buques de superficie.

Además, Emilio Umbría participó en la serie de conferencias ‘En Guerra ajena, Melilla y el Protectorado en la Segunda Guerra Mundial’ que tuvo lugar en el Centro Asociado de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) de Melilla entre los días 20 y 23 de abril del año pasado.
La intervención de Umbría, titulada ‘El incidente del U-617. El submarino de Sammar’, trató sobre el submarino alemán U-617 que, al mando de su comandante Albrecht Brandi, embarrancó cerca de la desembocadura del río Kert perseguido por navíos aliados el 12 de septiem,bre de 1943. Su dotación fue alojada en Taouima, trasladada a Xauen, Ceuta y finalmente al Arsenal de La Carraca en San Fernando, provincia de Cádiz. El propio Brandi, después de numerosas peripecias, volvió a comandar dos submarinos en la contienda.
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