En un mercante de cuyo nombre no quiero acordarme, navegaba no hace muchos lustros un capitán que en sus visitas al puente solía quejarse de lo “aleatorio” de su oficio. Siendo persona inteligente su propio intelecto le había llevado al miedo de la mano de la imaginación y, mucho antes de enfrentar su enorme buque a una recalada particularmente difícil o un río especialmente retorcido, desfilaban por su mente todas las cosas que podían salir mal y costarle el cargo. Conforme se acercaba la fecha fatídica …. Seguir
Ya tenemos un nuevo artículo de Batracius, como siempre, lo podéis ver en la macro web de Juan Manuel Grijalvo.