Tras el desastre de la Deepwater Horizon, los norte-americanos se plantean seriamente potenciar y proteger la figura del chivato para las plataformas petrolíferas y de gas.
El chivatazo, hasta ahora, se contempla para los embarcados, con una recompensa que ronda el 40% de la multa, lo que permitía al chivato retirarse o dedicarse a otra cosa, por el otro lado, era un claro ahorro en inspecciones y vigilancias, además del efecto coercitivo en un mundo donde el sentimiento de «empresa» prácticamente se ha perdido con los nuevos gestores.