La operación del rescate de la tripulación del Golden Ray nos vuelve a recordar quienes son los amos de la barraca y los números uno del negocio. Los servicios de salvamento que con menos medios y personal intentan mantenerse en su estela tienen que poner mucha motivación, voluntad y sacrificio personal para compensar las carencias frente a los mejores.
El pasado 9 de septiembre nos acostábamos con un car-carrier, el Golden Ray, tumbado y con los servicios de emergencia rescatando a los tripulantes desde cubierta, recordaba al caso nuestro del Modern Express o saltando en el tiempo al Cougar Ace o al viaje inaugural del Reijin, que acabo descansado frente a Oporto en el 88 con su buen lió del convenio de Londres.
La nota de prensa con su video decía que un MH-65 Dolphin, el “clio” de los helicópteros, habían sacado a 20 de los 24 dando por desaparecidos a 4 que seguían buscando en el St. Simons Sound cerca de Brunswick, Georgia.
La cosa daba un vuelco cuando horas! después, un segundo comunicado decía que los cuatro miembros de la tripulación que habían quedado atrapados en los espacios de máquinas han sido rescatados.
El equipo de salvamento inicial oyó golpes desde el interior del casco lo que les llevo a cortar un agujero en el casco que permitía el paso de alimentos y agua, tras ampliarlo sacaron a tres miembros de la tripulación. El cuarto quedó atrapado en la sala de control de la maquina atrapado tras los vidrisos, pero finalmente también fue liberado.
Tras ello indicaban que sus esfuerzos se centran en la protección del medio ambiente, el salvamento del buque y la reapertura total del puerto de Brunswick, cerrado para evitar que el aguaje la liara parda con el derrelicto mientras andaban sacando a los atrapados