Haciendo honor a su nombre el submarino de su graciosa majestad HMS Ambush sorprendió a un mercante embistiéndolo en inmersión cerca del Estrecho, como consecuencia del golpe el submarino sufrió un pequeño bollo en su vela, rápidamente los ingleses descartaron el riesgo de escape radiactivo y los del mercante la aparición de un volcán o un error de cartografía.
Pasado el susto, unos parece que han pedido disculpas, otros el fin de estos barcos, otros estarán investigando el suceso y alguno clamando contratodo.
Pero igual es buen momento para que todos esos que critican, protestan y demás, vean cual es la opción para un improbable e hipotético caso de accidente nuclear con merma significativa del «inventario» de isotopos en el reactor.
¿Se aleja la fuente de radiación como con el Prestige o el Oleg Naydenov?
¿Se lleva puerto para trabajar más confortablemente y se evacuan los aledaños?
¿Lo hundimos donde toque, puerto/mar, y dejamos de comer pescado de esa zona?
La mejor respuesta es depende del caso, así todos contentos, pero la opinión pública, que a veces obliga a dispendios heroicos, siguiendo a unos supuestos «gurus» de la ecología debería tener claro cuales son las opciones, sobre todo para evitar quejas a posteriori.
Parece mentira que con los sistemas de navegacion tan sofisticados que llevara este bicho se pueda colisionar con un buque pero si detectan hasta los boquerones que le rodean