(¿que quéeeeeee?) ¡ay, Dios!, cómo soy de ignorante, quién sabe qué dijeron y yo no me enteré de nada...
en otras cosas, les cuento que fuí a Oaxaquita la bella, como le digo cariñosamente.
Estuve sólo unas horas, y fueron apenas suficientes para comprar unas bolsas del excelente chocolate que procesan allá; muelen los granos de cacao añadiéndoles almendra y un poquito de azúcar, y el resultado es un chocolate muy diferente al suizo, o al chocolate común; es una ricura.
también tuve tiempo de ir a misa, con tan mala elección de lugar, que me daba de lleno la ventolera que entraba a la iglesia por el descenso de temperatura en la tarde, así que ando medio ronca, con una voz muy "seisi"; (lástima que sólo sea la voz)
al salir por la puerta de la otra calle, el viento quedaba nulificado por la disposición de las casas, ofreciéndome como siempre su dulce, tranquila, hermosa apariencia de ciudad colonial. Medio pueblerina, medio indígena, medio criolla, mi amada Oaxaca.
Caminé por callesitas mal iluminadas, sin sentir temor de que algún maleante me pudiera hacer nada; la gente en provincia es educada, decente, (además, viven del turismo), así que a los fuereños los tratan con súper amabilidad.
las casas del centro histórico están hermosamente vivas; sus balcones de hace 500 años están tan hermosos como cuando alguna doncella oía las palabras de amor de su galán a través de la ventana enrejada, y muchos patios están convertidos en hosterías donde se puede oír música y tomar un trago, o bien, las casas están convertidas en museos, galerías de arte, bazares, y es una maravilla entrar a cualquiera de ellos.
Entre todas ellas, encontré una "casita triste". Lúgubres y tristísimos sucesos deben haber ocurrido en ella, porque, NO ME INVITÓ A ACERCARME!; la ví desde la esquina, y aunque en un momento pensé en verla de cerca, algo me impelió a volver sobre mis pasos, mirándola con azoro. (Por favor, no se rían, les juro que es verdad: tengo un "feelling" especial para esas cosas: algún día les contaré, pero por ahora quédense con mi sencilla explicación, de que de alguna manera "capto" las vibras de los lugares: Hay algunos llenos de paz y recogimiento: otros son alegres o tristes, y hay algunos francamente malignos.
En este caso, de inmediato la llamé "la casita triste". Sus techos están a punto de desplomarse, y su fachada también está en estado de abandono; pero no es por eso que emana tristeza. Algún (os) suceso(s) tristísimos ocurrieron ahí, hace muchísimo tiempo, porque es una vibra muy pero muy vieja.
mejor cambio de tema, porque me pongo mala.
Tru-ru-ru, tru-ru-ru, estoy tarareando para mis adentros una canción feliz.
Yo quiero sentirme contenta, y no le voy a dar permiso a la tristeza de que entre en mí.
En ustedes tampoco, mis chavos: hay que esgrimir una sonrisa.
"Si la vida te pisa, enarbola una sonrisa, y VUELVETE A LEVANTAR!" (canción de "Mago de Oz")
que tengan buenos días sus mercedes. Esta indita mexicana se va a TRABAJAR!!!!
¡mua!
