Lukigorria y amigos todos

Un buen sitio para la tertulia y comentario distendido y amable sobre acontecimientos presentes e incluso pasados.
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Rigel
Segundo
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Registrado: Dom 30 Nov 2003 13:57

Lukigorria y amigos todos

Mensaje por Rigel »

Ahí va una de agregados: Corría en año 1947 y menda de agregado en el vapor Bachi, íbamos de Musel a Filadelfia cargados de espato fluor, para consumo nos metieron un carbón, que según los maquinistas era de "boca de mina”,o sea se, 80% tierra y el 20 carbón apenas podían las calderas levantar la presión requerida , lo que significaba que andábamos poco más de 5 nudos, nada menos que se viraban hasta ochenta cubos de cenizas por guardia. Ya cerca de la chata Delawere, a la entrada de Filadelfia, veníamos con más de siete días sin observación; siendo de madrugada aclaró el cielo y se veía la Polar, acordándome de la navegación en cuadratura de nuestros pioneros renacentistas, tímidamente y en voz baja le dije al primer oficial señalando con el dedo—ahí está la polar podíamos tomar una altura—propuesta que fue aceptada a pesar de la poca confianza que se tenía con las observaciones de estrellas por eso del horizonte, en aquella época todo era sota, caballo y rey, verbi gratia, horario y meridiana de sol. Sacó de su estuche el sextante, tomó la altura y promediando horizonte me dio los datos; tal como me habían enseñando hice los cálculos pertinentes, usando un método abreviado que venía en el Almanaque Náutico, simplemente se determinaba "alfa", según horario, y luego aplicar a la altura corregida, dando finalmente la latitud. Dio la casualidad que al poner sobre la carta dicho paralelo, iba derecho a la chata, se puso ese rumbo y mira por donde al cabo de dos horas apareció por la proa y más adelante el práctico. Al viejo le gustó el procedimiento y reconoció que con “alfas, betas y ostias” se podían salir del apuro vaticinándome que llegaría a ser un buen piloto y para completar mi formación (entoces se exigían dos años de enrole y un mínimo de 250 días mar :shock: ) me metía al timón siempre en entradas, salidas de puertos y por canales, Ría de Bilbao, el río Guadalquivir, la canal de Brujas, el Delawere, la entrada de Avilés, el Congo y un largo etc. me lo he chupado yo, a veces más de cuatro horas al timón. Entonces la rueda arrastraba un conjunto de barras articuladas con engranajes que llegaban a la válvula repartidora de la maquinilla a vapor del servo situada en el entrepuente a proa de la bodega tres. Aún pasado el tiempo conservo sanos mis bíceps.
Considero un gran detalle por parte del weedmaster el ascenderte a “ayudante de máquinas” siempre me ha gustado más que “agregado”, además nos está rejuveneciendo con esos títulos, al menos nos recuerda una inolvidable etapa de nuestra vida profesional. Saludos al respetable y para mi amigo Lukigorria un fuerte abrazo al que prometo mandarle una foto de mi Súper Stearman terminado antes de que se estrelle con honor en su primer vuelo.
Lukigorria
Of. Máquinas
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Ahi va otra

Mensaje por Lukigorria »

Querido Rigel:
Ese avión te va a costar un disgusto, tengo que advertírtelo, antes de que te dé por corretear por ahí persiguiéndolo.
También quiero recordarte lo peligroso que resulta un artefacto de esos si se revela y se vuelve contra el “Piloto” ten en cuenta que esos “trastos” no llevan “Maquinista” a bordo.
Leyendo tu escrito acerca de V/ Bachi me ha venido a la memoria un caso que ocurrió en el Cobetas, siendo yo “Primero” recién estrenado.
Una preciosa mañana a la hora del “amaiketako” estando celebrando esta especial liturgia, que en aquel barco se celebraba justo en la cubierta de ciudadela a pp. de la cocina, justo encima del servo, observamos que las guiñadas eran mas pronunciadas que lo “normal”, hasta tal punto que el “Viejo”, presente en el evento ¿Cómo no?. Preocupado y bastante enfadado subió a la caseta de gobierno a poner coto al desaguisado.
No se sabe como (por lo que sucedió después) pero el asunto se arreglo con la bronca, al tiempo que continuamos con nuestro menester.
Por la tarde vuelta a las guiñadas, pero esta vez el asunto no se arreglaba, así que aviso a la Maquina y a trabajar. Como siempre el culpable tenia que ser el servo D. Antonio (el Viejo) Dixit. Purga inmediata, doscientas pruebas, y aquello como una maquina de coser.
A la mañana siguiente la misma canción, pero con gran enfado “en las alturas” que si tiene que ser el servo, que si no puede ser, y mientras tanto los jóvenes a trabajar.
Mira por aquí, mira por allí, (nos faltaba algo de sabiduría pero nos sobraba voluntad) cuando al fin descubrimos que cuando se producía la guiñada el volante de la válvula quedaba quieto mas tiempo del normal.
Para abreviar un recorrido estupendo a lo largo de toda la varilla de transmisión por el guardacalor, techo del Capitán (muy enfadado por que seguía empeñado en que el asunto tenia que estar en el servo), hasta desmontar las cubiertas de aquel precioso pie de la rueda y...... ¡nada! Todo en orden.
Bueno todo no, el alumno, joven él, haciendo como siempre cosas tan raras como colgarse de la maldita barra de transmisión, pero ¡Carallo a la vela! Una inmensa guiñada acompaña el gesto, vuelta a la acción y lo mismo.
¿Que crees que ocurría? A ninguno se nos había ocurrido pensar que el grupo de engranajes cónicos del cambio de dirección de la barra (vertical-horizontal) estaba encerrado en una caja de fundición con su correspondiente tapa, pero de tal modo que el engranaje del eje vertical estaba por debajo del eje horizontal, y soportado por un tejuelo aparentemente perfecto, pero en realidad perfectamente agujereado, lo que permitía a ratos que los dientes con sus imperfecciones propias del uso no engranasen.
Solución, cortamos la cola de un macho de la medida adecuada, lo insertamos en el orificio bien apretado montamos el invento y así se fue al desguace en Aviles.
Contado así parece que no paso nada, pero vivido, uno lo recuerda todavía, sobre todo la discusión continuada de los “Capitostes principales”, que pasaban con creces de la edad en la que uno comienza a alcanzar la sabiduría, y los argumentos de cada uno de ellos.
¡ Que tiempos...!
Bueno “caro amichi” un abrazo, y procura que la hélice no te alcance los dedos, o te veo tecleando con la nariz.
;-) Lukigorria
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